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Un león de 43.000 años

28/01/2020

Los restos han sido hallados por un equipo liderado por la Universidad de Oviedo en una sima de Llanes

Cráneo de león

El yacimiento de la Torca del León (Porrúa, Llanes) ha proporcionado un esqueleto de león de las cavernas (Panthera spelaea) que vivió hace 43.000 años. El conjunto fósil se ha conservado en un estado bastante bueno, incluyendo gran parte del cráneo y de las extremidades anteriores, además de algunos restos de vértebras, costillas y de las extremidades posteriores.

 

El estudio paleontológico ha permitido conocer que se trata de un individuo macho con un peso estimado de unos 360 kg. Este león pertenece a una especie diferente al actual león de África (aunque cercanamente emparentado con él), de mayor peso y robustez que sus homólogos actuales.

 

Junto con él, han aparecido también restos de otros grandes carnívoros, como leopardo y lobo, dando fe de que vivió en una época en que la fauna era mucho más rica que la actual, con abundancia de grandes herbívoros de los que podían alimentarse estos grandes carnívoros.  

 

Tanto el león como el resto de los carnívoros murieron al precipitarse  por una torca (pozo natural) vertical de 16 metros de altura, que actuó como trampa natural.

 

Junto con estos grandes depredadores también se recuperaron multitud de restos de micromamíferos, es decir, ratones, lirones, topillos, musarañas, etc. Estos pequeños animales son muy sensibles a los cambios ambientales, de modo que cada especie sólo estará presente bajo ciertas condiciones de temperatura, pluviosidad, vegetación, proximidad a ríos, etc., por lo que el estudio de sus restos tienen una gran importancia a la hora de establecer el ambiente en el que vivían. Gracias a los restos de estos animales podemos saber que, tanto ellos mismos como el león y los demás depredadores, vivieron bajo unas condiciones climáticas relativamente templadas y húmedas con desarrollo de bosque: un paréntesis templado acontecido durante la última glaciación.

 

Este conjunto fósil se descubrió en el año 2014 durante una exploración espeleológica llevada a cabo por miembros de la Sociedad Espeleológica y Barranquista Escar (Asturias). Su estudio, dirigido por Diego J. Álvarez Laó, profesor de Paleontología de la Universidad de Oviedo, ha sido llevado a cabo por un equipo de investigadores de las universidades de Oviedo, Complutense, de Rouen (Francia) y del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid. Sus resultados acaban de publicarse en la revista Quaternary Science Reviews. 

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